La Cámara Baja tendrá más potestades para controlar al nuevo gobierno, anuncia Martín Lema

Presidente de Diputados buscará administrar las diferencias para “evitar excesos” durante la discusión de la ley de urgencia

Entrevista de Federico Castillo

Son días frenéticos en el Parlamento. Días de mudanzas, de reparto de despachos, de definir quién va a cuál comisión legislativa, de coordinaciones varias entre dirigentes de todos los partidos, de clases instructivas para los que se estrenan como diputados sepan qué tienen que hacer como diputados. Y en el medio del caos, el próximo presidente de la Cámara de Representantes, Martín Lema, manejando la ansiedad. Lema asumirá el próximo sábado 15 en un escenario inédito: con siete partidos, un gobierno de coalición y colectividades como Cabildo Abierto y el Partido Ecologista Radical Intransigente que debutan en la arena política. Y también con el desafío de ordenar y articular una idea en forma de 450 artículos que se está discutiendo desde mucho antes de ingresar a la cámara: el proyecto de ley de urgente consideración. No será su única tarea, dice Lema en una de las alborotadas oficinas del edificio anexo al Palacio Legislativo. Cada presidente de la Cámara Baja busca dejar su huella. La de Lema va por dos caminos. En uno de ellos recoge el guante que dejó el presidente electo Luis Lacalle Pou en el 2011, cuando planteó una modernización de todo el sistema normativo. Hay leyes obsoletas, algunas que no se ajustan a los tiempos que corren y otras que directamente no se cumplen por falta de reglamentación. Lema se tiene fe en que podrá rendir cuentas sobre este ambicioso plan a mediados de año. Su otra idea es reforzar, con herramientas que prefirió no anticipar, los controles parlamentarios sobre el Poder Ejecutivo. “El que intenta obrar bien no le tiene que temer al control”, reflexiona Lema, y advierte que será “más exigente“ en la fiscalización con un gobierno afín a sus intereses.
Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.
–¿Con qué impronta asumirá la presidencia de la Cámara de Representantes? ¿Qué es lo que pretende impulsar de entrada en su gestión?
—Primero, y me parece de orden subrayarlo, estuve reuniéndome con los presidentes de cámara que estuvieron en la pasada legislatura. De todos destaco aspectos positivos y sé que cada uno le dio su impronta. Yo voy a tratar de dar la mía, pero reconociendo el esfuerzo de los colegas de mi partido y del Frente Amplio. No se trata de que uno viene a innovar y el resto no innovó. Cada uno le da su impronta. Para mí pasa, en primer lugar, por el fortalecimiento del control de la Cámara de Diputados al Poder Ejecutivo. Ya estamos trabajando en medidas que vamos a presentar el sábado 15.
—¿Cómo se puede reforzar ese control legislativo? ¿A qué se refiere en concreto?
—A que las herramientas que tengan los legisladores sean mayores para ejercer el control al Ejecutivo. Cuando estamos hablando de más herramientas —está claro que yo soy afín al gobierno electo— es porque tenemos que ser más exigentes. Hay que predicar con el ejemplo. Desde el Parlamento no podemos estar haciendo valoraciones de si el gobierno es afín o no, debemos hacer valoraciones republicanas. Fortaleciendo los poderes del Estado se fortalece el sistema republicano. Por eso me importante fortalecer el control.
—¿Pero con qué herramientas concretas, cuáles quiere impulsar que ahora no hay?
—Las vamos a presentar el sábado. Se trata de fortalecer las herramientas de control.
—¿Cómo?
—El sábado lo vamos a anunciar. No hay misterio, pero el sábado va a haber una presentación de instrumentos que son tendientes a mejorar el control al Poder Ejecutivo. Y lo que se busca es que aquel que intenta obrar bien no le tiene que temer al control. Y como yo creo que el gobierno tiene la determinación de ese buen obrar, en definitiva, los controles terminan siendo garantes.
—¿Lo que se busca es aceitar los mecanismos de respuestas a pedidos de informe?
—Hacer valer el respeto que se le tiene que tener al Poder Legislativo. Esté quien esté en el gobierno, el Parlamento tiene que ser respetado. Y también sirve para el control que la ciudadanía ejerce sobre el representante. Todas esas señales de transparencia son fundamentales darlas.
—¿En qué otra cuestión buscará cambios?
—En la modernización legislativa. Hay un programa de modernización en ese sentido que también comenzará el sábado 15. Ya está el equipo de profesionales que va a convocar a diferentes especialistas y a las distintas cátedras de las universidades para intervenir en un proceso de modernización legislativa. Esto tiene como punto de partida un trabajo que hizo el presidente electo Luis Lacalle Pou en el 2011. Se intentó descontaminar bajo el entendido de que había leyes obsoletas a derogar. Se hizo un informe de la cantidad de leyes que había que aggiornar o que no se cumplían. Eso hay que actualizarlo. Hay leyes que no están adaptadas a los tiempos de hoy, que cuando se crearon no existían los sistemas de comunicación de ahora. Hay que hacer una revisión para que las leyes se ajusten a los tiempos que corren. Y la finalidad es que las leyes vayan a los hechos, a la vida cotidiana de la gente. No pasa solo por leyes obsoletas, pasa por leyes que hoy por hoy no se cumplen. Y hay que ver si no se cumplen por un tema de contenidos que haya que corregir o que no haya problemas y que sea el Ejecutivo el que tenga que implementarlas. Ese análisis entendemos que es muy importante que lo hagamos para que la normativa le llegue a la ciudadanía. Cuando las leyes están y no se cumplen, se genera un descreimiento en el sistema jurídico. Y esa es una lesión a la democracia y al sistema republicano.
—¿Puede poner un ejemplo práctico de leyes obsoletas?
—Leyes que no se cumplen hay muchas y famosas. Hay una que dice que no se pueden abrir las carnicerías los domingos. Eso está absolutamente fuera de tiempo. Lo digo a esto hablando por el absurdo. Después hay leyes compatibles y en lo estetico muy interesantes, pero que no se cumplen: la ley de discapacidad tiene muy pocos artículos reglamentados. Algunas leyes son por cumplir, y que no cumplen en los hechos con los cometidos que buscan.
—¿Y hasta dónde va a llegar usted con esta idea que suena ambiciosa para un año de gestión?
—La idea no es que un presidente de cámara le dé una impronta personal, la idea es que le dé una impronta institucional para que después sea seguida por otros. Pero vamos a participar agresivamente en un proceso de modernización. Aspiramos a que trascienda mi presidencia. No vengo con ego personal, vengo con ego institucional.
—Todo esto en medio de la discusión de ese tanque que es la ley de urgente consideración. Ahí tendrá que articular bastante con el resto de los partidos. ¿Qué le ha dicho el presidente electo sobre este tema?
—Primero, respetar la investidura, que la articulación no es solo en el ámbito de la coalición. Las garantías tienen que estar dirigidas para todos los legisladores. Y en ese sentido, en la previa, estamos haciendo las comunicaciones necesarias para que se genere un ambiente propicio para que se respeten las distintas posiciones. Me gusta cuando un legislador defiende con razón y corazón sus ideas, pero siempre en los límites de la tolerancia y el respeto. Va a haber que practicar mucho este hábito para evitar excesos.
—¿Ya leyó todo el proyecto de la ley de urgencia?
—Dentro de la simultaneidad de tareas de esta etapa, obviamente que la tenemos presente.
—¿Y qué le parece el debate previo que se ha dado tanto en la sociedad como en el mundo político?
—Creo que hubo una señal de transparencia enorme por el lado del gobierno electo. Se muestra el proyecto antes de asumir para que se puedan hacer aportes ya desde la etapa del vestuario. Se empezó predicando con el ejemplo. Después hay comentarios… Que alguien esté con matices sobre el contenido es muy respetable. Sí creo que en algunos casos no se actuó de forma responsable. Se opinó de temas que se supone que estaban contenidos en el anteproyecto cuando no era así. Eso no contribuye con el ambiente de respeto y tolerancia que buscamos. No es una postura que esté a la altura de las circunstancias. Y he visto a dirigentes del Frente Amplio haciendo referencia a cosas que no están en la ley. Y eso sí o sí termina en un problema: o están desinformados o hay deslealtad. Cualquiera de estos dos caminos no contribuyen al diálogo que queremos proponer nosotros. Los dirigentes políticos no se pueden estar expresando por los comentarios de Radio Pasillo.
—¿Y cómo va a ser esa tarea de ordenar la tropa de la coalición para que haya un voto orgánico? Hay diferentes partidos y diferentes intereses.
—Sí, y un compromiso por el país que está firmado por todos. Entonces, hay un escenario de base que ya nosotros se lo presentamos como un contrato de base a la ciudadanía. Tenemos que, por responsabilidad y credibilidad, cumplir con ese compromiso establecido en la campaña electoral.
—¿Eso lo tiene como una biblia a la hora de los acuerdos parlamentarios?
—Eso ya está, está firmado.
—Cabildo Abierto, un socio de la coalición, ingresa por primera vez a la política y al Parlamento, ¿qué contactos ha tenido con sus legisladores?
—He tenido muy buenos diálogos con varios de sus legisladores. En todos los casos los vi con absoluta disposición a contribuir con el compromiso por el país y con las preguntas que hace cualquiera que ingresa a algo que es nuevo.
—Usted tuvo un perfil alto en su rol de oposición, ¿cree que le van a pasar factura ahora en el oficialismo?
—Acá se trata de ser implacable, esté quien esté. No me imagino un ajuste de cuentas en ese sentido. Lo que yo hice durante la legislatura fue exhibir hechos con documentación que acreditaba mis afirmaciones. Creo haber cumplido con mi responsabilidad en el ejercicio de los controles. ¿Qué es lo que creo que tienen que hacer los legisladores ahora? Lo mismo: cumplir con el ejercicio de controlar. Es un derecho y una obligación.

Fuente: BUSQUEDA