Senador Delgado: “La política de seguridad no solo no va a cambiar si no cambia el ministro, tampoco cambiará si no cambia el gobierno”
Entrevista a Álvaro Delgado
El senador Álvaro Delgado estuvo hace unos días en nuestra ciudad en el marco de los festejos de los 8 años de la Lista 50, oportunidad que EL PUEBLO aprovechó para dialogar con el legislador nacionalista sobre temas de actualidad.
– Estamos viviendo tiempos extraordinarios donde un ex presidente de Brasil está preso por delitos de corrupción, un ex vicepresidente uruguayo tiene pedido de procesamiento por delitos de peculado y abuso de funciones, otros casos similares se ven en otros países de la región, también han caído similares denuncias en figuras de su partido, ¿cómo analiza estos hechos?
– Todo lo que sea debate sobre transparencia está bueno. Ahora, no utilicemos el debate por la transparencia para camuflar un debate ideológico, donde tú me pellizcas una oreja y yo te pincho el ojo. Me parece que en esos términos no se puede plantear.
Lo que en cambio vamos a plantear, en una línea muy fuerte, que es entre la legalidad y la ilegalidad, entre lo correcto e incorrecto. Este debate ético que se está dando, con todos los bemoles de la ética porque en realidad se trata de un concepto muy abstracto, incluso tiene que ver con los valores de cada uno, pero hay cosas que son muy sencillas, es legal o es ilegal.
Está encuadrado en una figura penal y si la Justicia determina que es un delito, ya está, no hay más que discutir. En realidad no hay procesados buenos e injustos y procesados a los cuales les corresponde.
Estamos viendo en algunos países, particularmente en Brasil, donde hay un deterioro político y moral importante, y obviamente que genera repercusiones en la sociedad, sobre todo en la política brasilera, a mí me preocupa mucho el descrédito que esto genera, pero obviamente había un aparato montado de corrupción encabezado por el PT (Partido de los Trabajadores) -no exclusivamente-, y que está ahora llegando a una de las etapas cruciales donde tienen procesamientos y el encarcelamiento del candidato y dos veces presidente Lula Da Silva. He visto algunos referentes del Frente Amplio hablar de la injusticia del procesamiento, y uno se pregunta, si el procesado fuera otro, ¿dicen lo mismo? ¿O miran la justicia o injusticia de un procesamiento en función de las afinidades ideológicas? Hay que sacarse esas anteojeras y ver el tema como lo que corresponde.
– ¿Y en Uruguay?
– Bueno, lo viví con ANCAP, donde después de haber sido el miembro denunciante en 2015, después de haber trabajado en la investigadora de una ANCAP que genera un déficit histórico, no existe en Uruguay un déficit de 800 millones de dólares en una empresa estatal monopólica con precios administrados y con récords de ventas de combustible.
Empezamos a hurgar y había una serie de situaciones de errores y horrores de gestión, irregularidades e ilicitudes, y en algunos temas teníamos la presunción que podía haber una implicancia penal, por eso se hizo la denuncia, y lo hicieron los demás partidos también.
Después de dos años la Justicia empieza a pronunciarse, y la verdad que durante estos dos años yo recibía toda la semana gente afín y no tan afín diciendo que no iba a pasar nada. Y la verdad que a toda esa gente la sorprendió la decisión del fiscal Pacheco donde pide el procesamiento, por ahora, de nueve personas por los delitos de abuso de funciones, peculado y estafa, según corresponda, y anunció dos cosas que me parecen importantes, que va a tomarse su tiempo para definir dos situaciones más, y que además va a seguir investigando para profundizar en algunos temas. Para mí eso es muy importante porque genera un sentido de alivio institucional y social en cuanto a que hay un Poder del Estado que regula entre lo legal y lo ilegal cuando te pasás de la raya, cuando afectás otro derecho y cometés delitos, que actúa con independencia. Y me parece que eso hay que valorarlo, la Justicia que estaba tan vapuleada, y ahora agarra un rol protagónico en función de hacer lo que hay que hacer, y hacerlo como un Poder independiente del Estado. Está pasando acá y está pasando en Brasil, los fallos de la Justicia se pueden discutir pero hay que acatarlos.
– Estamos viviendo tiempos muy violentos donde la vida de las personas parecería que no valen nada para los delincuentes…
– Y yo vengo de mis pagos de Quebracho, ¿viste lo conmovido que está? Hoy día la sociedad de Quebracho está dividida en función de cómo interpretan las situaciones. Pero, pasás raya y hay dos asesinados y un autoeliminado en una sociedad que no llega a 3 mil habitantes. Lo que pasó acá con el hijo del ferretero, lo que pasó con el otro que acuchillaron.
Estamos viviendo en una sociedad que se ha vuelto muy violenta. Ahora, la violencia no se arregla con represión, el delito se arregla con represión, el delito con violencia se arregla con represión.
Parte de lo que tenemos que hacer es que algunos acuerdos que tenemos con la Presidencia se cumplan, entre otras cosas lo que refiere al agravamiento de las penas para homicidas cuando los asesinados son jueces, policías o fiscales, el registro de abusadores de menores, ahora estamos presentando un proyecto de ley para evitar las salidas anticipadas que hoy están habilitadas a dos tercios de las penas en determinadas circunstancias.
Muchos de estos ya estaban acordados con Presidencia y después el FA termina no pudiendo llevar a cabo lo que acuerda el presidente de la República, entonces somos todos rehenes de una interna política del FA que tiene miedo a la represión, miedo a endurecer las penas, miedo a decir con fuerza que lo que hay que decir en Uruguay es que se acabó el recreo, y no estoy hablando de mano dura, estoy hablando de mano firme.
Vamos a insistir y vamos a hacer todas las acciones posibles, aunque creo que la política de seguridad no solo no va a cambiar si no cambia el ministro, tampoco cambiará si no cambia el gobierno.
– ¿Y respecto a la violencia, que usted diferenció del delito?
– El tema de la violencia es mucho más profundo, no solamente relacionado a los delitos, la sociedad uruguaya está más violenta. Se ve en el tránsito, en las relaciones humanas. Eso muchas veces se arregla con temas más a largo plazo, con educación, con inclusión. Ahora, no podemos esperar que eso pase para reprimir el delito. La represión al delito es para ayer, porque estamos hablando de vidas de gente inocente.
Hoy la gente más que sentir, vive el tema de la seguridad como que está en un permanente estado de indefensión, que el gobierno muchas veces parece estar más preocupado por los derechos humanos de quienes terminan siendo procesados y no por los que están siendo víctimas de los que son procesados.
– ¿Qué otro tema considera importante a atender?
– El otro tema que importa, que vemos en las encuestas de opinión pública pero que fundamentalmente lo vemos en las recorridas por todo el país, es el tema del empleo.
Con un desempleo creciente en Uruguay, asociado a una baja actividad, porque cada vez hay menos gente que busca empleo, asociado fundamentalmente a las expectativas económicas y a la falta de inversión. No hablo de la mega inversión, estoy hablando de la pequeña inversión, la del comercio de la esquina que arregla la vitrina o el que abre el restaurante o de quien pone más mercadería en la ferretería.
Esa inversión que derrama el taller, que derrama mano de obra, hoy está absolutamente frenada en Uruguay, y se siente, y se va a sentir mucho más a partir del próximo mes con los resultados de la cosecha de la soja, sumado al impacto de lo que ha sido la seca en la ganadería, donde habrán menos terneros porque ha habido menos vacas preñadas, con lo cual el año que viene tendremos vacas que paren más tarde. Esto nos afectará por lo menos dos años.
El otro día analizábamos con un grupo de técnicos de economía el costo de la seca en Uruguay, que terminará siendo globalmente arriba de un punto del PBI, arriba de 600 millones de dólares, donde se incluya entre otras cosas, en el global, unos 33 mil fletes menos.
– Esto que viene analizando ha llevado a que la gente se muestre preocupada y cansada, viéndose fenómenos sociales como el caso de los autoconvocados en materia económica o ahora también en Salto en materia de seguridad. ¿Esto no pone en riesgo el sistema de representación vigente en nuestra Constitución?
– Yo creo que es muy bueno, la sociedad canaliza las inquietudes, los descontentos o el enojo a través de manifestaciones que son apartidarias. Más, decidimos no concurrir a la marcha por seguridad estando en Salto no porque no sienta o no comparta los reclamos, en ese sentido estaría al frente de la fila.
Estoy tan indignado como cualquiera de los salteños, esto mismo me pasa en todos los departamentos a los que voy.
Pero no quiero dar excusas, porque lo primero que hace el gobierno ante una situación de estas, que en definitiva es presión y control social, es descalificarla. Entonces no le quiero dar excusas, cuando hay algo genuino de la gente indignada y canalizando su enojo marchando, haciendo lo que tiene que hacer, que es manifestarse.
¿O hay manifestaciones buenas y malas? ¿Si mañana el SUNCA se manifiesta está bien y si se manifiesta la gente por seguridad está mal? No, no, creo que ahí están muy equivocados con esa que fue la primera reacción del gobierno con los autoconvocados. He tenido varias reuniones con la mesa de los autoconvocados junto a Luis Lacalle Pou, tenemos muchas coincidencias, muchos de los temas los hemos venido planteando.
En enero planteé 15 medidas a la ministro de Industrias y al ministro de Economía en la Comisión Permanente para bajar el costo de los combustibles y de las tarifas eléctricas con medidas administrativas, un 15% en las tarifas eléctricas sin que UTE pierda plata, $7 en el precio del gasoil, entre otras cosas también pedí que ANCAP no le siga subsidiando 10 millones de dólares a la intendencia de Montevideo todos los años por una tasa de inflamables que no tiene ningún sentido.
Son algunos ejemplos.
O sea, nosotros proponemos. Obviamente es el tercer período con mayoría propia, y como dije, estamos todos siendo rehenes de una interna política del FA. Ahora, esto también se empieza a resquebrajar. El FA pierde mística, capacidad de adhesión, de propuesta, de cohesión, una situación económica que no es favorable a Uruguay, un desempleo creciente. Se están dando condiciones que la gente comienza a decir que está descontenta y se manifiesta, y cuando pasa esto están diciendo que quieren un cambio. Ahí tenés que el tercer partido según las encuestas de opinión pública son los desencantados, y esa es una gran responsabilidad para nosotros, ser la alternativa al FA, que con humildad tenemos que aceptar ser los merecedores de esa confianza de por lo menos una parte de ellos, que vean en nosotros la chance de un gobierno diferente.
Perfil de Álvaro Delgado
Casado. Tiene tres hijos. Es del signo de Piscis. De chiquito quería ser abogado o veterinario. Es hincha de Peñarol.
¿Alguna asignatura pendiente? Sí, hice un posgrado en Uruguay pero tuve muchas ganas de hacerlo en el exterior.
¿Una comida? El asado.
¿Una película? El discurso del rey.
¿Un hobby? Estar con amigos, con la familia, algún deporte y andar a caballo.
¿Qué música escucha? De todo.
¿Qué le gusta de la gente? Cuando es espontánea. ¿Qué no le gusta de la gente? Cuando piensa una cosa y dice otra.
Fuente: Diario El Pueblo de Salto