Diego Labat: «El país no resiste un combustible 25% por encima de lo que debería estar»
Es el único representante de la oposición en una de las empresas públicas cuya gestión ha sido flanco de críticas por su controvertida gestión, y que terminó con un Directorio del gobierno removido y una cadena de denuncias de la oposición ante la Justicia. En entrevista con El Observador, el director del Partido Nacional en ANCAP, Diego Labat, rescató el giro de timón y las cosas básicas que logró encauzar el nuevo Directorio encabezado por Marta Jara, que hoy permitieron cortar con la sangría de pérdidas. Sin embargo, es crítico con la estrategia de «gradualismo» que escogió el oficialismo para procesar el ajuste en el ente petrolero, porque el país no puede soportar un sobrecosto en las tarifas de los combustibles del 25% por mucho tiempo más, como estima que existe en la actualidad. Dijo que por cada litro de combustibles que los uruguayos adquieren pagan $ 1,30 para subsidiar al biocombustible, y otro $ 0,50 para cubrir el déficit del negocio del cemento, donde debieron mandarse a pérdidas los US$ 200 millones de inversión de la última década. En ese sentido, Labat sugirió bajar al mínimo legal la mezcla del bioetanol con las naftas a 5% para ahorrar unos US$ 35 millones anuales. Entiende que si ANCAP tiene márgenes ajustados, debería ser el Estado el que envía una señal con los impuestos sobre los combustibles para alinear las tarifas a valores razonables y no provocar un descalabro en la economía. A continuación la entrevista que concedió a El Observador.
Hace casi tres años asumió en ANCAP en medio de una fuerte crisis por su delicada situación financiera, que llevó a la remoción de los cuatro directores oficialistas y una capitalización por más de US$ 600 millones. ¿Cómo ve hoy la gestión de la empresa?
En 2015 había cosas muy básicas para una empresa que no se cumplían. En estas cosas hoy ANCAP ha logrado tener sus estándares mínimos, que van desde una tener un manejo de la caja razonable y tener liquidez para pagar las cuentas, ser un poquito más transparentes en los números sin llegar a la excelencia con balances en fecha. Se contrató un gerente general que no teníamos; se creó un comité de auditoría. Y así podría seguir. Son cuestiones básicas, capaz que ahí no hay ningún mérito porque las tiene cualquier empresa y ANCAP hace dos años y medio no las tenía. También ha mejorado la actitud hacia el trabajo y buscar objetivos.
¿Qué hay en el debe?
El principal indicador en nuestra gestión -que es dar precios razonables en nuestros productos- es lo que no estamos cumpliendo. Eso es lo que queda mucho en el debe, en seguir reprocesando las reestructuras que hay que hacer, intentar deshacerse de algunos negocios y concentrarse en el negocio central (la refinación y venta de combustibles). Y a su vez, el negocio central hacerlo mucho más eficiente de lo que es hoy, sobre todo cuando uno piensa lo que se va a venir, como el auto eléctrico.
Reconozco que se ha trabajo muy bien en generar una plataforma básica, pero vamos muy lento en avanzar en la reestructura del negocio.
Hay un unidad de negocio que parece encuadrara de ese diagnóstico como es el cemento Pórtland. Se anunció una reestructura pero está llevando mucho tiempo. ¿Parece bastante gradual?
Es la la P de ANCAP y está casi desde los orígenes y mucha gente habla de que es estratégico. Ahora a mí me cuesta entender que el Estado produciendo cemento sea algo estratégico. Lo que sí pasa es que hoy tenés un negocio con activos y lo que tenés que hacer es aprovecharlos y no cerrarlos así, de una. Se hizo un plan de trabajo razonable, que no es el que a mí me gustaría, pero lo que más cuestiono es que ha sido demasiado gradual. En 2017 vamos a tener resultados algo mejores que los de años anteriores, pero va a seguir perdiendo plata; los niveles de producción siguen en los mismos valores del año pasado e incluso por debajo de 2005. Hoy no producimos más toneladas de Pórtland. A esto hay que agregarle que es un negocio con muchas amenazas. Por ejemplo, aparece un competidor nuevo que va a instalar una nueva planta en Treinta y Tres, en una industria de la construcción que está con niveles bajos por la caída de los últimos tres años. Ahora, cerrarlo solo no creo que sea la solución. Habría que buscarle la vuelta para desprenderse o reformularlo y para mí habría que ir mucho más rápido de lo que se está yendo. Sí reconozco que en el Uruguay de hoy con un plan de incentivo que se hayan ido 70 u 80 personas no es menor, de los 200 previstos. Los costos energéticos se bajaron en US$ 3 millones. Hay una serie de mejoras, pero tendría que haber muchas más si queremos salvar el negocio, porque si no dentro de un año habrá que tomar otras decisiones. Como director de ANCAP tengo la obligación de trata de sacarle punta al negocio y tratar que mejore.Todas las inversiones de más de US$ 200 millones que se invirtieron en las dos plantas (Minas y Paysandú) lo tuvimos que mandar todo a pérdida. Hoy todos los activos fijos del Pórtland en la contabilidad valen cero. ¿Por qué? Porque uno mira los flujos que va generar a futuro y como está hoy son solo pérdidas. Lo que se está haciendo es reestructurar pero más lento de lo que se debería. Habría que volver a insistir con los incentivos, cambiar otros variables en la producción. El otro punto importante es que no se logra exportar, que es condición sine qua non para mantener la estructura de producción actual. Pero para exportar, tenés que tener buenos precios, pero no lográs eso porque tenés costos más altos que la región.
Otro negocio cuestionado es el de los biocombustibles por su eficiencia y sobrecosto en el costo final que paga el consumidor por un litro de nafta o gasoil. ¿Hay margen para seguir mejorando la eficiencia de ALUR?
No hay dudas que los precios de los combustibles en Uruguay están desalineados de la región, lo mismo ocurre con los biocombustibles. En este caso hay que hacer una división con la eficiencia que funcionan las dos plantas. Notoriamente el biocombustible más caro es el que se produce en Bella Unión. Ahí varían las cifras, pero estamos hablando de subsidios de unos US$ 50 millones al biocombustible que es una cifra muy alta. Hay una ley que me obliga mezclar biocombustibles, y además establece que deben ser nacionales. La primer medida tiene que ser llevar la mezcla del bioetanol al mínimo legal de 5% que exige la ley por cada litro de nafta, hoy estamos con cerca del 9%. Esa debería ser la estrategia general, cuando vos tenés biocombustibles más parecidos al precio de los fósiles, bueno ahí capaz que podés mezclar más. Ese quizás era el escenario en 2014 con el petróleo a US$ 110 el barril. Pero cuando vos tenés un diferencial de precios tan grande, tenés que mezclar al mínimo. Hay que apuntar a una flexibilidad para a veces mezclar más y otras veces menos. Eso hay que entender que debe hacerse.
¿Pero hubo mejoras con durante esta gestión del Directorio?
Se han hecho ahorros importantes en materia de costos, sobre todo con la gestión de las materias primas. Se ha comprado mucho mejor. La soja y los cereales se ha comprado mucho mejor. Como además se compró contado no hubo que pagar la financiación, se mejoró mucho lo que se pagaba por almacenamientos. Es decir, los ahorros son bien importantes, sobre todo en Paysandú y Montevideo, en Bella Unión los ahorros o han sido tanto, más bien se ha mantenido. La primer medida que puede darnos unos US$ 35 millones o US$ 40 millones de ahorro, es llevar la mezcla al mínimo, que tiene consecuencias pero es una media que debería tomarse.
Hoy se paga aproximadamente más de $ 1 de sobrecosto en los combustibles por mezclar por encima el 5% en las gasolinas. El sobrecosto del etanol son $ 2,90 por litro, de los cuales $ 1,60 se lo da obligatoriedad de la ley, mientras que $ 1,30 sale de mezclar por arriba del 5%. Son números de 2016, pero en 2017 no cambió mucho.
¿Qué opinión tiene sobre el proceso de refinación de ANCAP? ¿Es rentable?. En 2017 los técnicos del ente aseguraron que la refinería le generaba un ahorro al país de unos US$ 60 millones por año.
Tengo algunas discrepancias semánticas. En ese caso uno muestra los datos par el lado que quiere. En realidad hay una medida que es el margen de refinación que da positivo. Es decir yo compro un barril de crudo y lo convierto en combustibles refinados. Ese proceso da más o menos US$ 3 o US$ 4, pero esa medición -que tienen muchas refinerías del mundo- no tiene en cuenta ni los costos fijos, ni las amortizaciones de la planta. Con lo cual si solo te quedarías con ese margen de refinación, llegaría un momento en que la planta no funcionaría más. ¿Esa es una media que se usa para qué? Por ejemplo si yo tengo cinco refinerías en el Golfo, voy viendo cuál está mejor: apago una, prendo la otra, pero son para decisiones a corto plazo, no para una discusión si Uruguay tiene que importar combustibles refinados o no, que es para donde se va el tema. ‘Uruguay por refinar acá ganó tantos millones de dólares’. Esto es incorrecto. Como tampoco uno puede decir con esto hay que importar, porque también hay que mirar cuestiones de logísticas como depósitos. Por tanto, la discusión tendría que ser un poco más seria y profunda que solo calcular el margen de refinación.
Como director de la oposición, ¿tuvo oportunidad de participar en la discusión de las tarifas que toma el Poder Ejecutivo? ¿ANCAP ha perdido discrecionalidad a la hora de fijar sus precios?
En varios aspectos de la empresa soy positivo y debo reconocer que he podido incidir en algunas cosas. En el caso de las tarifas, hace un muy buen tiempo que los precios de los combustibles se fijan con un fin más fiscal que de ajustar a la competencia que hoy no hay. Me he opuesto a prácticamente a todos los ajustes, pero ahí no me queda otro rol que ese. Lo que el país se equivoca es que nos hemos acostumbrado, y no solo le pasa a ANCAP, es que sumamos costos y costos, y a cada uno se le da lo que quiere, y después pone un precio que durante algunos años ni siquiera alcanzaba para cubrir los costos. Ahora a ANCAP le alcanza, pero no te fijás si esos precios son competitivos o no. El razonamiento como país tiene que ser, yo tengo que tener este precio. Y eso no implica discutir el monopolio ni discutir si las empresas tendrían que ser privadas. Los precios tienen que ser competitivos, porque de lo contrario se ajusta ANCAP o la carga tributaria, que yo creo hoy es la principal salida.
El país no resiste tener mucho tiempo más precios de los combustibles tan desalineados. Una consecuencia es el contrabando, pero la siguiente son empresas que cierran porque el valor del combustible las da vuelta. Hoy cada uruguayo paga por cada litro de gasoil o nafta $ 0,50 por el Pórtland (de ANCAP).¿Hasta cuándo se puede sostener eso? Si el Parlamento algún día lo decide se podría subsidiar al Pórtland, pero no debería cargarse a los combustibles. Ahora parece que el tema de la baja del gasoil es solo para el agro. Y está bien porque es un sector que demanda mucho gasoil, pero hay un montón de otros sectores que consumen ese combustibles. Es todo el sistema productivo que está soportando un combustible un 25% o 30% más caro de lo que debería costar. Eso lo teníamos pagando todos, desde la manzana que llega a mi casa a otros servicios. Es una discusión que si no se da, no falta mucho tiempo que, por las vías de los hechos, se va a procesar. El país no resiste 10 años de un combustible un 25% por encima de lo que debería estar porque se va complicar la competitividad de muchos sectores. Si ANCAP no tiene márgenes para procesar ajustes o se requiere más gradualidad, el resto lo tendrá que bancar el Estado con rebaja de impuestos, algo que no es fácil pensar en el contexto actual, pero la realidad te dice que la vas a tener por la vía de los hechos.
¿Cómo ve el proceso de exploración de hidrocarburos en Uruguay? ¿Se generaron sobreexpectativas sobre las posibilidades reales de encontrar petróleo en mar y tierra?
Hubo algunos apresuramientos en las declaraciones que se realizaron sobre el tema. El proceso que lleva ANCAP hace unos cuantos para generar un marco para la búsqueda de hidrocarburos, en la medida que no le cuesta nada, está bien que lo haga. Lo que está mal es generar más expectativas de las que verdad son. Esto es una exploración, con probabilidades muy bajas, con empresas que apuestan acá o a 15 lugares. Nos equivocamos si hacemos anuncios de que aparece tal o cual cosa. Hay que ser bastante más cautos.
Fuente: El Observador